VI.- BOLIVIA PAÍS CAPITALISTA ATRASADO
Hemos visto que los medios de que dispone una sociedad para la producción determinan las relaciones de
producción que la caracterizan, es decir, su modo de producción.
Bolivia heredó de
la colonia el pongueaje. Los conquistadores sometieron a los indígenas a la
servidumbre. En la república, el criollaje blancoide mantuvo la estructura
económica de la administración colonial; el pongueaje se constituyó en la base
del poder de la feudal-burguesía. Una clase dominante parasitaria asentada en
la explotación del trabajo gratuito del pongo a la vez que ligada al capital
financiero que llegó al país como una fuerza foránea.
Bolivia no tuvo
tiempo de conocer un desarrollo interno de una burguesía nacional que cumpla la
tarea de modernizar al país desarrollándolo industrialmente de manera integral.
A fines del siglo XIX e inicios del siglo XX, se produce la invasión de
capitales dirigidos al desarrollo de aquellas ramas de la economía que eran de
interés de la economía mundial capitalista. Para entonces el capitalismo ya se
había “transformado en un sistema universal de opresión colonial y de
estrangulación financiera de la inmensa mayoría de la población del planeta por
un puñado de países ´avanzados´.” (“El Imperialismo Fase Superior del
Capitalismo”, Lenin)
La etapa imperialista del capitalismo se caracteriza por haber
estructurado una sola economía mundial, uniendo a todos los países del mundo
bajo el signo de la explotación y la opresión del capital financiero. Gigantescas
empresas monopólicas transnacionales controlan ramas íntegras de la producción
en todo el planeta y someten a los pueblos a sus intereses.
El capitalismo internacional encontró en Bolivia los minerales, estaño
particularmente, que necesitaba para alimentar sus industrias en el mundo. El
capital financiero desarrolló una industria minera extractiva moderna, no
diversificada, casi exclusivamente estañífera, dedicada a la exportación de
esta materia prima para el mercado mundial. El resto de la economía que no es
del interés del capitalismo mundial, se mantuvo y se mantiene en el atraso
produciendo bajo modos de producción precapitalistas.
Bolivia es parte entonces de la economía capitalista mundial; la columna
vertebral de su economía es la producción y exportación de materia prima para
el mercado mundial. Actualmente es la venta de gas al Brasil y la Argentina,
junto a la exportación de minerales, el sustento fundamental de la economía
nacional. El grado de industrialización en el país es insignificante y,
recalcamos, sobreviven los modos de producción precapitalistas atrasados en la
mayoría de los sectores de la economía nacional.
Entonces señalamos que Bolivia es un país capitalista atrasado de
economía combinada (coexistencia del modo de producción capitalista en el
sector ligado al mercado mundial junto a los modos de producción
precapitalistas en el resto de la economía.)
VII.- LA OPRESIÓN
IMPERIALISTA
El sometimiento del país a los intereses del imperialismo es un dogal
que estrangula la economía nacional, una fuerza deformante que impide el
desarrollo integral de la economía nacional. El imperialismo es el principal
obstáculo para el desarrollo del país. Bolivia no podrá superar el atraso
en el marco del capitalismo atrasado.
La opresión imperialista es nacional, alcanza a toda la nación, por ello
la liberación nacional es una condición necesaria para superar el atraso y la
miseria a la que los intereses antinacionales del imperialismo, con la
complicidad de la clase dominante nativa, nos somete.
No habrá una revolución económica y tecnológica de los sectores
rezagados de nuestra economía en tanto el conjunto de los explotados y
oprimidos del país, es decir, la nación oprimida, liderizada por el
proletariado, materialice la liberación del país del yugo imperialista
expulsando a las transnacionales.
El proletariado, directamente ligado al sector fundamental de la
economía nacional, juega el papel de dirección del conjunto de los explotados y
oprimidos por su condición de clase revolucionaria por ser desposeída de toda
forma de propiedad sobre los medios de producción por tanto, sin ningún interés
de preservar la propiedad privada burguesa y menos la presencia imperialista.
La penetración imperialista que tiene sometido al pueblo boliviano a su voluntad,
que dicta el curso que debe seguir la
política, la economía y la diplomacia, que determina qué, cuanto y para quién
producimos determinadas materias primas, es la que ha configurado al país no
sólo en el campo de la economía sino que tiene directa relación con la
estructura y características de las clases sociales en el país.